El mundo que habitamos se desarrolla para nosotros mismos.
El guisante en el país de los gigantes tiene el mismo tamaño que una sandía de liliputiense.
Cada tierra fructifica en armonía con los seres que habitaban.
En la isla de Devon fructifican diversas utillerías de la NASA aprovechando que no hay bicho viviente que se mueva.
El arribo de las esteriliedades tiene también para los seres que allí nacen, otros frutos para recoger.
Cuadras sin caballos
porqueras sin cerdos
tristezas subsanables
y alegrias difíciles.
Historias de donde hubo
y donde nunca más habrá.
Hacen las menos pausa
y las más menopáusicas
celebran neuronas nuevas.
Se vuelven un poquitito machistas
porque pueden follar sin miedo
a la temida preñez indeseada
y no gustan de hombres blandengues,
quieren que la cosa se ponga dura,
para escarbar en los placeres
de estrellar espermatozoides
en el útero infecundo.
No sé cómo puedo llamar versos a esto donde no hay nada que rime.
Las esteriliedades varoniles son de caballos de patas rotas que con vidriosos ojos miran cuadras de puertas abiertas. Hay que aceptar.
https://hueleadespertar.blogspot.com/2010/12/te-echo-de-menos_11.html
el poema está en el comentaRIO