Ya son tan reales los disfraces
como ilusorios los seres.
Buscar la luz interior
es descender a un laberinto
donde la sombra minotáurica
se proyecta hacia el infinito
haciendo inútil la busca
por los mismos y distintos
como ilusorios los seres.
Buscar la luz interior
es descender a un laberinto
donde la sombra minotáurica
se proyecta hacia el infinito
haciendo inútil la busca
por los mismos y distintos
Cuando caminamos hacia la luz, nuestra sombra nos persigue; siempre pegada a nuestros pies, la sombra se aferra a nuestro talón de Aquiles.
La sombra se abraza a la Tierra, clava sus garras en ella, y en nuestro avance hacia la luz, intenta frenarnos mientras forma surcos donde enterrarse; es un arado que amenaza ser ancla, y a veces lo consigue.
Cuando se hace ancla, nos estanca, nos agota, exige nuestra atención, y cuando nos damos la vuelta, se sube a nuestras cabezas alargándose para encauzarnos hacia la oscuridad. Entonces caminar sobre la sombra es más fácil y placentero, en menos tiempo se recorre más espacio. Antiguos príncipes enemigos resucitan, como si nunca hubieran muerto.
De los arañazos que la sombra marcó en la materia surgen flores y raíces, pero nada es hijo de la sombra, esas flores son fruto del esfuerzo del avance hacia la luz. Son victorias, victorias conseguidas sobre difíciles batallas en las que ofrecimos sudor y sangre, y a veces, lágrimas. Así y todo, forman parte del pasado, caminar hacia ellas, ya no es repetir triunfos, es caminar hacia la oscuridad. La luz está en el otro sentido, y debemos avanzar hacia la luz; debemos obligar a seguirnos a esa sombra que guarda nuestras victorias, nuestra tierra conquistada. La sombra solo busca nuestros triunfos como anzuelo donde olvidar la sana tensión necesaria y descansar en los laureles.
.................”no me dejes caer en la tentación de querer descansar”..................
Pongamos nuestro rostro hacia la luz, dejemos que la sombra cumpla su cometido: abrazar nuestro talón izquierdo como grillete, y así, presos en la materia, encadenados a la Tierra, avancemos hacia ese universo por conquistar que tenemos delante. Si así no lo hiciéramos, la sombra de lo que fuimos nos enterrará sin honores.
Volvamos los ojos hacia la luz, hacia el asombro por lo desconocido, hacia la inseguridad de la batalla contra nuevos rivales más poderosos que los anteriores.
Al pasar la lengua por los labios, todavía recuerdo pasadas glorias, pero ya no me satisfacen, el fermento de la gloria habita en el futuro, dentro de enemigos que cayendo a nuestros pies, serán sombra, memoria, recuerdo y flor.
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