el libro verde

Un mandamiento nuevo os doy
que leáis el libro verde
y después toméis libre elección.

Las letras se juntan o se alejan para formar palabras, y estas lo repiten y luego las frases, dejando una fácil pista hasta el corazón del Cristo de Sirte.
El sacrilegio es el odio, el matar para imponer el reino de la Bestia, el Nuevo Orden Mundial. Y los Cristos se sacrifican ante las almas dormidas, ante los ojos despiertos.
Es necesaria muchas veces la sangre propia, sobre la propia piel, sobre las ensangrentadas sienes, con heridas en el vientre, en el corazón, con los miembros quebrados y los brazos en cruz.
Es necesaria la chusma violenta hostigada por los de siempre, detrás de las cortinas, que busca saciar sus más bajos instintos disfrazados de los más altos ideales.
Esa basura humana ha recorrido la historia en forma de jaurías dejando trás de sí los huesos pelados de los mártires luminosos.
Y en medio del corral, o asustados en un rincón, los corderos de siempre se hacen cómplices con su silencio, se hacen cómplices al observar el horror, se hacen cómplices con todos sus miedos transformados en  lana, sobre sus alas muertas, o dormidas.
Se nutrieron después los vástagos de los dormidos de los amplios vuelos de los juanes sebastianes gaviotas. Y el cielo siempre supo esperar.
Viriatos en Hispania, Vercingetorixs en la Galia, Espartacus en Roma, descansen en paz