El rey no sabía

El rey no sabía
que el arma estaba cargada.
Pobrecito Alfonso,
primogénito desventurado.

El rey no sabía
la carrera de Carrero,
¡Ay¡ ! si me quita el puesto
cuando lo estoy salibando!

El rey no sabía
de traiciones al saharaui,
y el timbre de nobleza
quedó entre sus arenas
para nunca volver.
Decía Dario, el Ruben,
de ser español.........
y ahora.... ya no lo diría.

El rey no sabía
que el veintitrés
tuviera efes escondidas,
en aquel año donde Suarez
no quería la Armada,
y se tragó un alzheimer
o dos, o tres.


El rey no sabía
de la OTAN ni el Felipe
con lengua de serpiente
(hombre blanco hablar).

El rey no sabía
de Rumasas ni Filesas,
ni otros casos simulados
ni otras razones aviesas.

El rey no sabía
de los moros de Atocha,
de Eugenia la santa,
dentro del Pozo,
ni de montañas lejanas
ni de Palacios de Oriente.

El rey no sabía,
era tan chabacano,
(o era campechano?).

El rey no sabía
lo que yo me sé,
que su yerno amasaba
al ritmo del rey.

El rey no sabía,
¿Cómo lo iba a saber?
Si aún los discursos navideños
no los sabía leer.
Hacerse el tonto está bien,
pero cuando los años dejan
constancias distintas,
la duda se asoma.
Al que nadie se la pega,
ni nunca ni ahora,
el traje de humano
encima la culebra.