Lagarteranas,
sonetos, serventesios,
cuartetas, redondillas,
lagarteranas.
Para sumergirse en la musa,
todo corsé estorba,
los trajes del pasado,
las normas, los caireles,
en el mar de lo sensibble
toda imposición es reflejo
del imperialismo.
"No quiero que me quieras
como tú me quieres.
quiero que me quieras
como te quiero yo"
Lagarteranas
que buscan trajes de luces
y caracolillos brillantes
para deslumbrar al toro
de los sentimientos
y engañarlo con pases al aire
y agotarlo y ensangrentarlo
para darle
puntilla y arrastre..
Lagarteranas.
Encauzar al amor,
que es el mar que todo abarca,
es imaginarlo riachuelo
impotente
incapaz de desbordarse.
Lagarteranas.
A la media vuelta con pedrerías
y vainas para simular.
La pluma suelta mejor vuela
Quién pillara una lagarterana para pervertirla en lagarta!
ResponderEliminarpor debajo del consciente, lo popular y lo científico, mantienen el término de reptiloide con la parte que cubre el cortex.
Eliminarlo natural, desnudo, improvisado.... tiene el encanto de la inocencia aunque nuestra moral pueda verlo como maldad.
¡ yo yo yo me pido una lagarta de esas !
ResponderEliminarla traen los reyes o vienen solas ????
por que yo no las veo ni mirando tocayo
un abrazo genial el post
decía uno de esos geniales argentinos en el "Martín Fierro" aquello de "más lagarto serás vos...."
Eliminaren un cruce de competiciones por el paso de territorios conquistados.
abrazoos
El lagarto y la lagarta, y yo con delantalitos blancos...
ResponderEliminarLa pluma suelta mejor vuela
EliminarAsí, sin punto y final, yo diría que esa frase me suena.
encadenarse a rimas o televisores es igual de molesto, las cadenas, cadenas son.
El lagarto está llorando.
ResponderEliminarLa lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran, ¡ay!,
¡ ay!, cómo están llorando!
Ay! mi Federico,
Eliminarmi Federico del alma,
amante de toreros
con la vida al precipicio,
enamorado de los libres
en sus jaulas o sus campos.
Mi Federico del alma
que nos dio tanto
para nunca pedirnos nada.
"Mis cuatro primos Roldán
en el desván de los Rosales.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Por el culo me dieron
el tiro de gracia,
a la altura de sus sentimientos,
pobre gente cristiana
que veía al dios del tormento
sin saber del dios de la risa,
pobres sepulcros encalados,
inquisidores del treinta y seis.
Voces de muerte
al clavel más varonil
de todas las españas."