Telespectantes de silla o sofá,
en el bar o la cocina
el salón, o dormitorio,
para mirar la pelotita
de trileros abanderados
con inútiles energías.
Telefutbol los domingos,
preparados para comprender
más y más de lo mismo,
informaciones necesarias
para seguir durmiendo,
organizando las olas
de emociones forzadas
a los goles de gritos
y corazón en puño ajeno,
exprimido otra vez,
y repetir, repetir, repetir.
Observadores pasivos
escarbando en el corral
de vallas pintadas:
"¡estos son mis colores!"
Fullerenos de Leonardo
y margaritas a los cerdos.
Exapentas de oro
por todo el universo.
Vista general de la exposición |
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