Ausentes de poder y paulismo,
sin la piedra de toque:
La de David contra Goliat,
con su honda de pastor,
con su miedo y su valor
La que trajo Armstrong de la luna
en un viaje lleno de dudas,
ondeando banderas de falsedad.
Las piedras de Scsayhuamán
levantando castillos de luz
en lo alto de viejas montañas.
La clavada en el centro del arco
en clave de música estática
dentro de la eterna espiral.
La del interior del profundo ribazo
sosteniendo la historia
que los ojos miran sin ver.
La piedra saltando sobre el agua
en el juego infantil de los estanques
buscando cruzar a poderes paulistas
enamorados en versos desnudos
de fogosas trilogías.
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