Existen al menos dos esquilas;
la campana y el cencerro.
La campana está en la iglesia
y el cencerro en el corral,
sus finalidades son las mismas
tan solo cambia el animal.
El cencerro es una lata,
la campana un talismán.
Es la diosa Campanilla
el alma de Peter Pan.
El badajo que le cuelga
al gran coño mundial
hoy se llama democracia
y mañana, Dios dirá.
Van a votar los borregos
en la matrix virtual,
quien se pone las esquilas
que en el monte sonarán.
Ahora correas y collares,
de un cuello a otro pasarán.
Fue Esquilo un dramaturgo
que a Prometeo liberó,
mas no gustó la trilogía
a Zeus, que era el pastor,
y de un tortugazo en la cabeza,
al trilogista eliminó.
El contador de misterios,
el que luchó en Maratón,
el paladín de la cultura,
el que fue de concursos vencedor,
por hablar más de la cuenta,
se quedó sin esquilón.
Los moruecos de hoy en día
ante el feminismo galopante,
ya no presumen de badajo,
ya no quieren ser amantes.
Nos cuentan que cuatro pastores
levantaron este Dolmen
para encerrar a las ovejas
en oscuras noches siniestras.
El corralito que se nos viene
no tiene mejores muestras,
los tantas veces engañados,
por fin, se van de fiesta.
los borregos se quejan de corrupción, ¡pero cosa rara! la gran mayoría vota a los mismos favoritos corruptos de siempre.
ResponderEliminardespués, con la cabeza gacha y todos resignados, dicen al unísono: "pero, ¿por quién vamos a votar si no hay otro?"
siempre puede haber otro. lo que pasa es que ya se acostumbraron al cencerro.
saludos.
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EliminarQue más da votar a Juan a Pedro o a Pepito. El voto es un sueño de libertad, pero solo sueño. Ni siquiera Juan, Pedro o Pepito saben que nada mandarán y que solo son las marionetas de otras manos que nadie ve cuando vota. Pobres Juan, Pedro o Pepito que se inmolan delante del mundo para ser las medias tintas entre nosotros-los borregos- y ellos, los dueños.
ResponderEliminarUn abrazo Rafa.