Erase una vez en un tiempo lejano, un reino antiguo en donde
las Mujeres Feas tomaron el poder.
Lo primero que hicieron fue prohibir los piropos que los
hombres les decían a las mujeres guapas.
Después prohibieron la cortesía, y ya no era posible ni
ceder el paso al subir al autobús, ni abrir la puerta del coche.
Los hombres de la época, casi sin darse cuenta se fueron
volviendo homosexuales, los que tenían estudios, y maricones los que no habían
llegado a la universidad.
Quedaban unos pocos, que pisaban los salones del reino con
calzado barato, se hacían cortes de pelo sin florituras y solo llevaban los
pantalones rotos cuando iban a trabajar en peonadas de brazos y hombros.
Parecían inmunes a la conducta general reflejada alrededor, y fumaban o bebían
como si las leyes restrictivas al respecto no existieran.
Para erradicar la defenestrada competencia machista
masculina, las machas femeninas idearon afear a los hombres piropeadores,
primero con una especie de estigma de varón reprimido en la niñez, y después,
como no coló, a los piropeadores reincidentes, les colocaron un collar
anti-odio para que el corazón tuviera
dificultad en bombear hasta los cojones.
El Partido de las Mujeres Feas, tenía más poder que el rey,
pues estaba bajo las órdenes directas del emperador y promulgaban leyes a
diestro y siniestro con baremos como el de la igualdad. Hacían mucho hincapié
en eso, la igualdad, y decían “ya que para nosotras no hay piropos, para las
guapas tampoco”. Claro, no podían poner a un guardia en cada esquina, y para
solventar el asunto decidieron que fueran las guapas las que se ofendieran con
los piropos. Al principio, a las guapas, les costó, pero con los años se fueron acostumbrando
a pintarse, maquillarse, peinarse, gastarse los dineros en manicuras y
vestiditos y pasearse por la ciudad esperando las miradas silenciosas de los
hombres, porque eso de los piropos cayó en desuso, y solo algún garrulo de
pueblo, o algún quinqui de ciudad se atrevía a reírse de las leyes de igualdad,
y más que piropos finos, soltaban alguna obscenidad de mal gusto y la cosa, no
llegaba más lejos.
Así estaban las cosas cuando re repente no pasó nada, y las
Feas se quedaron al mando para toda la eternidad.
las sociedades evolucionan de manera tan extraña que en vez de hacerlo hacia adelante en línea recta, a veces lo hacen dando dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás.
ResponderEliminarsaludos.
El analema es un misterio, un símbolo del infinito, extraño, pensar en el cómo y el porqué, me esta llevando de cabeza. No consigo entenderlo.
Eliminarsaludos
Pues sí que tuvieron poder las feas.
ResponderEliminarUn beso.
Los malos nos están dando un palizón, y ni así aprenden a ser felices.
Eliminarbesos