Hacer y sentir son dos verbos que algunas veces confluyen en una persona.

Hacer sentir es el pulso del latido
si estás cerca, con la presencia,
y si estás lejos, esa ausencia
también hace sentir.
Las distancias son físicas,
mentales, sexuales, económicas,
todo hace sentir
si con el mismo latido
la acción se espiralea
juntando Ida con Pingala,
o los brotes del caduceo.
Los extrasensiofísicos
serpentean palabrejas
donde la conexión está hecha
a prueba de distancias.
El tiempo es el barómetro
y cuando levanto los ojos
siempre encuentro a los tuyos,
como la línea del horizonte,
a la altura de los míos.
Hubo más,
demasiados quizá,
y todos se difuminaron,
en lunas sin final.