viernes, 29 de noviembre de 2013

tiburones

.- Muchos peces tenéis mucha fuerza!
El gran tiburón violeta se relamía, adquiriendo facultades de mamífero, olvidando que solo era un pez más grande que los otros. Y mientras se relamía, organizaba imprentas, visitaba leutiers y compraba cazuelas.
Los muchos peces salieron a protestar contra el gran tiburón verde, que había cometido tropelías a diestro y siniestro. Llevaron pancartas y banderolas, pitos, flautas y cacerolas, hicieron ruido, mucho ruido y lanzaron al viento los "flayers". Las teles, los periódicos y las revistas les dieron la razón a los muchos peces y el tiburón verde murió bajo las fauces de los otros tiburones, que se lo comieron y no dejaron ni las raspas.
Los muchos peces dijeron "tenemos mucha fuerza, ¡Ay!, cuánta fuerza tenemos"
Entonces los muchos peces dijeron: "ese tiburón marrón, hace tantas tropelías como el verde". Y los muchos peces hicieron gran manifestación, pero no hubo presupuesto para lanzar "flayers" al viento, las teles, los periódicos y las revistas no dijeron casi nada, y los muchos peces clamaron contra la injusticia. Al tiburón marrón le dio la risa, y rió.
Los tiburones de todos los colores también rieron, mientras los muchos peces no acertaban a comprender el porqué unas veces ganaban y otras no. Terminaron pensando que así es la vida, unas veces se gana y otras se pierde, no sabiendo muy bien que extrañas leyes rigen eso de ganar y perder.
Los desdentados postulaban que la gran ballena tampoco tenía dientes, y era muy fuerte.
Los tiburones veían lo que los muchos peces no ven: la sardina siempre será sardina y los pocos que tienen el poder, manejan a los muchos "sin poderes".
 Porque es el estado natural de las cosas en este mundo.





tiburones

.- Muchos peces tenéis mucha fuerza!
El gran tiburón violeta se relamía, adquiriendo facultades de mamífero, olvidando que solo era un pez más grande que los otros. Y mientras se relamía, organizaba imprentas, visitaba leutiers y compraba cazuelas.
Los muchos peces salieron a protestar contra el gran tiburón verde, que había cometido tropelías a diestro y siniestro. Llevaron pancartas y banderolas, pitos, flautas y cacerolas, hicieron ruido, mucho ruido y lanzaron al viento los "flayers". Las teles, los periódicos y las revistas les dieron la razón a los muchos peces y el tiburón verde murió bajo las fauces de los otros tiburones, que se lo comieron y no dejaron ni las raspas.
Los muchos peces dijeron "tenemos mucha fuerza, ¡Ay!, cuánta fuerza tenemos"
Entonces los muchos peces dijeron: "ese tiburón marrón, hace tantas tropelías como el verde". Y los muchos peces hicieron gran manifestación, pero no hubo presupuesto para lanzar "flayers" al viento, las teles, los periódicos y las revistas no dijeron casi nada, y los muchos peces clamaron contra la injusticia. Al tiburón marrón le dio la risa, y rió.
Los tiburones de todos los colores también rieron, mientras los muchos peces no acertaban a comprender el porqué unas veces ganaban y otras no. Terminaron pensando que así es la vida, unas veces se gana y otras se pierde, no sabiendo muy bien que extrañas leyes rigen eso de ganar y perder.
Los desdentados postulaban que la gran ballena tampoco tenía dientes, y era muy fuerte.
Los tiburones veían lo que los muchos peces no ven: la sardina siempre será sardina y los pocos que tienen el poder, manejan a los muchos "sin poderes".
 Porque es el estado natural de las cosas en este mundo.





sábado, 23 de noviembre de 2013

clamor de trompetas

Del burgués al anarquista
del apático al rebelde
dime tú
¿quién quieres ser?
Del anarquista al burgués
del rebelde al apático
dime tú
¿quien quieres ser?

Andamos de acá para allá
viviendo muertes o muriendo vidas,
muchas en cada generación.
Somos rígidos o flexibles,
en el río o la meseta
el junco o la encina
somos sin saber que somos
en los alrededores del ser
y parece, pero no es.



Esta es una imagen de Cristo cayendo entre las redes de los demonios. Si estuviera saliendo, como quieren hacernos creer, el pelo de la cabeza de la estatua estaría pegado al cuerpo.

 Pericle Fazzini sabía muy bien lo que hacía, era un encargo del nuevo Papa, Pablo VI.


clamor de trompetas

Del burgués al anarquista
del apático al rebelde
dime tú
¿quién quieres ser?
Del anarquista al burgués
del rebelde al apático
dime tú
¿quien quieres ser?

Andamos de acá para allá
viviendo muertes o muriendo vidas,
muchas en cada generación.
Somos rígidos o flexibles,
en el río o la meseta
el junco o la encina
somos sin saber que somos
en los alrededores del ser
y parece, pero no es.



Esta es una imagen de Cristo cayendo entre las redes de los demonios. Si estuviera saliendo, como quieren hacernos creer, el pelo de la cabeza de la estatua estaría pegado al cuerpo.

 Pericle Fazzini sabía muy bien lo que hacía, era un encargo del nuevo Papa, Pablo VI.


jueves, 21 de noviembre de 2013

comisiones artísticas


"Ponédmela ahí, junto al mar, bajo el cielo, 
en esa rotondita, de puerto pesquero,
mi escultura bonita, y baratita,
te doy un ochenta por ciento."

.- Que ya no están las cosas como antes,
que a ti con el veinte por ciento
justo te llega para pagar el hierro,
y a mi, con el ochenta, me buscan
en Hacienda el patrimonio.
Pero no te lo hago por menos.
Tú serás el nuevo y gran artista, 
aunque yo me quedo los dineros:
te doy nombre, rótulo y ya veremos.

Muchas gracias, 
excelencia, autoridad, portento.
Y ahora una placita,
un lugar pintoresco,
y ya me dais el treinta,
que con el veinte no llego.

.- Te daremos el veinticinco
y a callar, que por menos,
tengo un puñao de artistas,
buscando diploma en verso.

Muchas gracias, 
excelencia, autoridad, portento.
Me voy a buscar un negro
"pa" que me suelde los cuatro hierros.

.-Búscate un rumano,
que tendré yo comisión,
también por esa mano.



 Ahora, si pongo yo la fotografía de la escultura de alguien, ese "alguien" se sentirá aludido, y no es el caso, que hay "alguienes" para parar un carro, o dos, o tres.




comisiones artísticas


"Ponédmela ahí, junto al mar, bajo el cielo, 
en esa rotondita, de puerto pesquero,
mi escultura bonita, y baratita,
te doy un ochenta por ciento."

.- Que ya no están las cosas como antes,
que a ti con el veinte por ciento
justo te llega para pagar el hierro,
y a mi, con el ochenta, me buscan
en Hacienda el patrimonio.
Pero no te lo hago por menos.
Tú serás el nuevo y gran artista, 
aunque yo me quedo los dineros:
te doy nombre, rótulo y ya veremos.

Muchas gracias, 
excelencia, autoridad, portento.
Y ahora una placita,
un lugar pintoresco,
y ya me dais el treinta,
que con el veinte no llego.

.- Te daremos el veinticinco
y a callar, que por menos,
tengo un puñao de artistas,
buscando diploma en verso.

Muchas gracias, 
excelencia, autoridad, portento.
Me voy a buscar un negro
"pa" que me suelde los cuatro hierros.

.-Búscate un rumano,
que tendré yo comisión,
también por esa mano.



 Ahora, si pongo yo la fotografía de la escultura de alguien, ese "alguien" se sentirá aludido, y no es el caso, que hay "alguienes" para parar un carro, o dos, o tres.




martes, 5 de noviembre de 2013

Para lelos

.- Mandemos nuestros misioneros a predicar la vida eterna en las Nuevas Tierras.
El Gran Inquisidor se acercó al rey para susurrarle bajito: "Con el oro de los infieles también se pueden elaborar algunos objetos necesarios para la liturgia".
El rey asintió, todo formaba parte de la retícula que le llevaría a conquistar más y más naciones.
A muchos kilómetros de distancia, el jefe de la primera multinacional de la historia se dedicaba a elaborar un estudio para alentar conseguir que la fe se reprodujese sin demasiados desbarajustes. El verdadero misionero debía creer en lo que decía, y sentirlo desde el corazón, Íbamos a cambiar su seguro infierno por nuestro posible cielo. Era necesario el bautismo, los sacramentos y toda una serie de recursos que justificaran el acopio de oro para que los soldados lo entregaran al rey que pagaría el diezmo correspondiente. Si de todos los movimientos de oro, siempre se llevaba un diezmo, tiempo llegaría en que todo, todo el oro pasaría de las manos de todos los países a las manos de sus cardenalicios ayudantes, bueno, a la multinacional que actualmente dirigía.
Lo de la religión era un vehículo, idóneo para el negocio en este momento histórico, y bien podría durtar mil o dos mil años. Pero el negocio de apoderarse de todo el oro del mundo, de TODO, podía servirse de cuantas máscaras y falsas banderas hicieran falta.

.- Mandemos a nuestros periodistas para propagar la democracia en las Tierras de otros.
El Gran Editor se acercó al gobernante de turno para susurrarle bajito: "Con el oro de los tiranos también se pueden elaborar algunos estudios necesarios para la libertad y los derechos civiles".
A muchos kilómetros de distancia, el jefe de la primera multinacional de la historia se dedicaba a elaborar un estudio para alentar conseguir que la fe se reprodujese sin demasiados desbarajustes. El verdadero periodista debía creer en lo que decía, y sentirlo desde el corazón, Íbamos a cambiar el seguro infierno de los tiranizados por nuestro cielo democrático. Eran necesarias las palabras de  igualdad, derechos y toda una serie de recursos que justificaran el acopio de oro para que los soldados lo entregaran al gobierno que pagaría el diezmo correspondiente. Si de todos los movimientos de oro, siempre se llevaba un diezmo, tiempo llegaría en que todo, todo el oro pasaría de las manos de todos los países a las manos de sus cardenalicios ayudantes, bueno, a la multinacional que actualmente dirigía.

Los Aztecas primero y los Incas después, se vieron destruidos por culpa de luchas internas. Los reporteros de guerra traían las noticias bien redactadas por el cronista oficial que estipulaba que cosa era verdad y que cosa era mentira,
Los libios primero y los sirios después se vieron destruidos por culpa de luchas internas. Los misioneros se encargaban de elaborar la noticia que dictaminaba como los malos habían sido vencidos por los buenos.

Comparar el auge del cristianismo y sus misioneros en la América del XV. XVI con las fuerzas democráticas y sus periodistas en la zona islámica del XX - XXI solo se le podía ocurrir a algún paria sin tele ni cerebro.
O con el cerebro fuera de onda.
Convertíos a la democracia, digo, al cristianismo, ¡a la blanda o a la fuerza!  No, NO, a la fuerza mejor, que necesitamos experimentos con miedo.
Convertíos al cristianismo, digo, a la democracia, donde títeres corruptos elogien pedofilias.










Para lelos

.- Mandemos nuestros misioneros a predicar la vida eterna en las Nuevas Tierras.
El Gran Inquisidor se acercó al rey para susurrarle bajito: "Con el oro de los infieles también se pueden elaborar algunos objetos necesarios para la liturgia".
El rey asintió, todo formaba parte de la retícula que le llevaría a conquistar más y más naciones.
A muchos kilómetros de distancia, el jefe de la primera multinacional de la historia se dedicaba a elaborar un estudio para alentar conseguir que la fe se reprodujese sin demasiados desbarajustes. El verdadero misionero debía creer en lo que decía, y sentirlo desde el corazón, Íbamos a cambiar su seguro infierno por nuestro posible cielo. Era necesario el bautismo, los sacramentos y toda una serie de recursos que justificaran el acopio de oro para que los soldados lo entregaran al rey que pagaría el diezmo correspondiente. Si de todos los movimientos de oro, siempre se llevaba un diezmo, tiempo llegaría en que todo, todo el oro pasaría de las manos de todos los países a las manos de sus cardenalicios ayudantes, bueno, a la multinacional que actualmente dirigía.
Lo de la religión era un vehículo, idóneo para el negocio en este momento histórico, y bien podría durtar mil o dos mil años. Pero el negocio de apoderarse de todo el oro del mundo, de TODO, podía servirse de cuantas máscaras y falsas banderas hicieran falta.

.- Mandemos a nuestros periodistas para propagar la democracia en las Tierras de otros.
El Gran Editor se acercó al gobernante de turno para susurrarle bajito: "Con el oro de los tiranos también se pueden elaborar algunos estudios necesarios para la libertad y los derechos civiles".
A muchos kilómetros de distancia, el jefe de la primera multinacional de la historia se dedicaba a elaborar un estudio para alentar conseguir que la fe se reprodujese sin demasiados desbarajustes. El verdadero periodista debía creer en lo que decía, y sentirlo desde el corazón, Íbamos a cambiar el seguro infierno de los tiranizados por nuestro cielo democrático. Eran necesarias las palabras de  igualdad, derechos y toda una serie de recursos que justificaran el acopio de oro para que los soldados lo entregaran al gobierno que pagaría el diezmo correspondiente. Si de todos los movimientos de oro, siempre se llevaba un diezmo, tiempo llegaría en que todo, todo el oro pasaría de las manos de todos los países a las manos de sus cardenalicios ayudantes, bueno, a la multinacional que actualmente dirigía.

Los Aztecas primero y los Incas después, se vieron destruidos por culpa de luchas internas. Los reporteros de guerra traían las noticias bien redactadas por el cronista oficial que estipulaba que cosa era verdad y que cosa era mentira,
Los libios primero y los sirios después se vieron destruidos por culpa de luchas internas. Los misioneros se encargaban de elaborar la noticia que dictaminaba como los malos habían sido vencidos por los buenos.

Comparar el auge del cristianismo y sus misioneros en la América del XV. XVI con las fuerzas democráticas y sus periodistas en la zona islámica del XX - XXI solo se le podía ocurrir a algún paria sin tele ni cerebro.
O con el cerebro fuera de onda.
Convertíos a la democracia, digo, al cristianismo, ¡a la blanda o a la fuerza!  No, NO, a la fuerza mejor, que necesitamos experimentos con miedo.
Convertíos al cristianismo, digo, a la democracia, donde títeres corruptos elogien pedofilias.