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No recuerdo si fue Pancho Villa o Emiliano Zapata, quien próximo a su muerte le pidió a un periodista que inventase algo bonito, como si fueran sus últimas palabras.
Nos hicieron creer en algún momento, que lo importante es el final, no el camino, como si unas palabras al final del trayecto pudieran reflejar la profundidad del recorrido. Cierto es que Goethe, "luz, más luz", o madame Pompadur "vamos, vamos, a todo galope" o Socrates y su gallo a Esculapio, fueron testimonios de vida. pero lo usual es solo, el mearse, o el cagarse encima.
No recuerdo quien fue, ni cuando, pero alguien, en la embajada mexicana les reclamó los huesos de Pancho Villa a los Skulls&Bones, misteriosamente desaparecidos de su tumba. No negaron los de la calavera y los huesos la apropiación indebida, pero se limitaron a dar largas en el tiempo y cortas en las explicaciones.
No era la primera vez, ni los primeros huesos que estos integrantes de una de las organizaciones "amas del mundo" eran utilizados. Los restos humanos de celebres personajes son utilizados para sus rituales, in voca sion es, fiestas de cumpleaños u otras celebraciones. Desde Geronimo hasta Hitler y quien sabe si el geo Torronteras, tienen la sospecha de haber sido utilizados para magias de negros colores o copas de Champang.
Y no me creo yo, ni aunque me lo cuenten 322 veces, que el goim de Bin Laden creado por los oscurinatis, pudiera ser desaprovechado en el fondo del mar.