jueves, 31 de enero de 2013

d e l a t e l e.

Tenemos un grave problema. La salmonella.
 La salmonelosis consiste en la ingesta de productos tóxicos que los agentes reguladores no los perciben como tal, ni los labios, ni los dientes, ni dientes, lengua, paladar, garganta, ni siquiera los supersuper especialistas del estómago que comienza su trabajo para luego permitir la distribución de los nutrientes por todo el cuerpo, con lo cual, los tóxicos alanzan los lugares donde hacen daño, y "el sistema de sistemas" entra en alerta, para ponerse enfermo es decir, luchar, dedicando toda la atención posible a la zona afectada.
Si la infección no es vencida, morimos.
Así es como funciona el sistema digestivo, con algún error, pero muy eficaz en el 99,9% de los casos.
Lo natural es que si el producto introducido en la boca no es bueno, el cuerpo intente expulsarlo, pero si incluso se fuerza esa introducción de manera voluntaria, cuando llegue al estómago, el estómago dará las ordenes oportunas para vomitar, y esto lo hará de tal manera que no podamos usar nuestro consciente ni voluntad para evitarlo.
El estómago no es tonto, rara vez puede ser engañado, en algunas ocasiones está totalmente perdido, tanto si te tomas un vaso de salfumán, como de cicuta, o una amanita virosa. Pero lo usual es que todo siga el proceso biológico natural y la vida continúe gracias a la colaboración de todos los órganos.
Desgraciadamente, el cerebro no funciona igual, pues a poco parecido que fuera no se tragaría con tanta indiferencia todos los desperdicios inservibles inútiles que diariamente se traga en tantos programas basura  d e   l a   t e l e.

el resplandor

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