martes, 5 de noviembre de 2013

Para lelos

.- Mandemos nuestros misioneros a predicar la vida eterna en las Nuevas Tierras.
El Gran Inquisidor se acercó al rey para susurrarle bajito: "Con el oro de los infieles también se pueden elaborar algunos objetos necesarios para la liturgia".
El rey asintió, todo formaba parte de la retícula que le llevaría a conquistar más y más naciones.
A muchos kilómetros de distancia, el jefe de la primera multinacional de la historia se dedicaba a elaborar un estudio para alentar conseguir que la fe se reprodujese sin demasiados desbarajustes. El verdadero misionero debía creer en lo que decía, y sentirlo desde el corazón, Íbamos a cambiar su seguro infierno por nuestro posible cielo. Era necesario el bautismo, los sacramentos y toda una serie de recursos que justificaran el acopio de oro para que los soldados lo entregaran al rey que pagaría el diezmo correspondiente. Si de todos los movimientos de oro, siempre se llevaba un diezmo, tiempo llegaría en que todo, todo el oro pasaría de las manos de todos los países a las manos de sus cardenalicios ayudantes, bueno, a la multinacional que actualmente dirigía.
Lo de la religión era un vehículo, idóneo para el negocio en este momento histórico, y bien podría durtar mil o dos mil años. Pero el negocio de apoderarse de todo el oro del mundo, de TODO, podía servirse de cuantas máscaras y falsas banderas hicieran falta.

.- Mandemos a nuestros periodistas para propagar la democracia en las Tierras de otros.
El Gran Editor se acercó al gobernante de turno para susurrarle bajito: "Con el oro de los tiranos también se pueden elaborar algunos estudios necesarios para la libertad y los derechos civiles".
A muchos kilómetros de distancia, el jefe de la primera multinacional de la historia se dedicaba a elaborar un estudio para alentar conseguir que la fe se reprodujese sin demasiados desbarajustes. El verdadero periodista debía creer en lo que decía, y sentirlo desde el corazón, Íbamos a cambiar el seguro infierno de los tiranizados por nuestro cielo democrático. Eran necesarias las palabras de  igualdad, derechos y toda una serie de recursos que justificaran el acopio de oro para que los soldados lo entregaran al gobierno que pagaría el diezmo correspondiente. Si de todos los movimientos de oro, siempre se llevaba un diezmo, tiempo llegaría en que todo, todo el oro pasaría de las manos de todos los países a las manos de sus cardenalicios ayudantes, bueno, a la multinacional que actualmente dirigía.

Los Aztecas primero y los Incas después, se vieron destruidos por culpa de luchas internas. Los reporteros de guerra traían las noticias bien redactadas por el cronista oficial que estipulaba que cosa era verdad y que cosa era mentira,
Los libios primero y los sirios después se vieron destruidos por culpa de luchas internas. Los misioneros se encargaban de elaborar la noticia que dictaminaba como los malos habían sido vencidos por los buenos.

Comparar el auge del cristianismo y sus misioneros en la América del XV. XVI con las fuerzas democráticas y sus periodistas en la zona islámica del XX - XXI solo se le podía ocurrir a algún paria sin tele ni cerebro.
O con el cerebro fuera de onda.
Convertíos a la democracia, digo, al cristianismo, ¡a la blanda o a la fuerza!  No, NO, a la fuerza mejor, que necesitamos experimentos con miedo.
Convertíos al cristianismo, digo, a la democracia, donde títeres corruptos elogien pedofilias.










5 comentarios:


  1. Al partido no le importa perpetuarse a sí mismo. Quien tenga el poder no es importante, siempre que la estructura jerárquica permanezca siendo siempre la misma
    1984 de George Orwell.

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  2. Respuestas
    1. Estamos alienados, es decir, no somos conscientes de que nuestra razón y sentidos están alterados por quienes gobiernan el mundo desde sus inalcanzables castillos.
      es muy posible que los cristianos creyeran de buena fe que matar, robar y violar a los nativos americanos era por amor y ganas de hacer bondad.
      Al menos, así lo creen los periodistas de hoy con la expansión de la democracia.
      ¿Porqué es tan fácil ver las alineaciones pasadas y no las presentes?

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  3. Siempre queda la esperanza en una nueva utopía.
    La dialéctica revolución, digestión y dominación, mueve la historia hasta el infinito. Mientras la dignidad aumenta muy lentamente como la entropía.

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  4. Ya solo quedan distopías
    con lente de Huxley
    o enfoque de Orwell.
    Honor, dignidad y pamplinas
    son armas de cañón reventado
    que explotan en las manos
    de los ilusos que las imaginan.

    A hierro con hierro;
    el amor es lo más fiero.

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