Durante mucho, mucho tiempo, el sistema me engañó haciéndome creer Ulises, sin saber, o poder, regresar a casa, a Itaca. Hoy comprendo que no estaba de viaje por mundos perdidos, yo no fui a Troya, ni tenía gran fortuna, ni mujer inteligente, ni yo mismo era el gran urdidor. Hoy comprendo al fin, que yo era el porquero, incapaz de evitar el robo continuo de los pretendientes, apartado del mundo hipócrita y avaricioso. Con aplausos para Penélope y su telar en las intrigas palaciegas.
Hoy me alegro de no haber ido a Troya, muchas veces me maldije, pero hoy me alegro. La muerte y destrucción de Troya no trajo nada bueno a los aqueos, unos perecieron al pie de las murallas, otros a manos de Poseidón en el trayecto de vuelta, otros traicionados al llegar a casa. No fue una buena guerra para nadie, nuestros mejores guerreros perecieron, también los suyos,
Veinte años después, Helena había tenido hijos y nietos, y volver con Menelao no fue agradable. Europa y Asia se enfrentaron en un punto y el resultado fue desastroso para todos. Pero hoy estoy contento, al menos ya no me creo un Ulises perdido en mares lejanos y tierras inhóspitas. Yo no enfrenté Polifemos ni me até para escuchar a las sirenas, yo......... fui siempre un porquero, capaz de dormir al raso en el verano, y de conformarme con evitar la escarcha en invierno. Mas comedor de bellotas que de cerdos, lo que se vulgarmente llamamos, un buen porquero.
Fue duro entregar lechones a los pretendientes a cambio de nada, pero el supuesto Ulises, se acabó.
Ahora, todo es más fácil. Los habitantes de palacios y ciudades, han perdido la buena costumbre de mirar al cielo, y se creen que pueden caminar en línea recta hacia el infinito. Los porqueros saben que todo vuelve, en ciclos cortos o en ciclos largos pero el cielo gira y vuelve, y solo los dioses se mueven a su aire, ajenos a la rotación de la cúpula celeste, pero inmersos quizá en otros ciclos mucho más difíciles de medir en una sola vida humana.
Nunca tuve brazo para tensar el famoso arco de Ulises, y los pretendientes nunca me temieron, con Ulises a las puertas y sabiendo quien es quien, puede que el panorama cambie.
Feliz proyecto Gurugú.