La soprano comenzó con ritmo bajo,
lanzando la vibración sobre el cuello,
ascendiendo por detrás de las orejas,
y dando golpes de uno a otro oído
con la cantata de Verdi.
El sexo me reventaba entre las piernas.
Entrecerrados los ojos, la música,
se deslizaba, velero de luz,
sobre el mar de los silencios,
rumor de guitarra
sobre la coral estudiantil
con el susurro de capas y cintas
bajo claveles y rosas.
Circulaba la vibración de tu garganta
a mi oído en un viaje donde
las caricias de tus manos
eran compases de filarmónicas
orquestas en privados auditorios.
Y la voz, boca, lengua y beso,
hacía meandros sobre la llanura
de la piel convirtiendo
en vergeles mis desiertos.
¿Dije que te quiero?
Que parte de la dualidad alimenta el alma ?.
ResponderEliminarUnas veces hieres y en otras matas ....
Cómo buen géminis descentrado, soy badajo que golpea cualquier punto en la circunferencia de la campana.
EliminarCómo buen alquimista, centrado o descentrado, sabes golpear la campana, logrando que el alma vibre y bailotee.
EliminarGracias, hago lo que puedo.
EliminarQuién fuera sonido. Vibración sutil que planea por las llanuras, en los remansos. Silencio capturado por el alma atenta.
ResponderEliminarTú eres palabra.
EliminarNada te falta.
Lo que me falta nadie lo ve, sólo tú lo sabes... Guarda mi secreto protegido por tú silencio .
Eliminarsolo sé que no se nada, aunque no estoy muy seguro.
EliminarDudas, luego existes
ResponderEliminar¡ Oh jalá !
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