domingo, 23 de marzo de 2014

De la festa, la vespra

A los que hayáis descubierto
mi burla al por mayor,
de palmeros buscaflores,
de rabos en el monte
y  parrusas al sol…

Shhiihhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Dejad a los demás dormir,
con sus cincuentas primaveras,
sus  babitas que les caen
en sus ombligitos amigitos
y sus y mis, y mis y sus.

Nada ha cambiado,
todo sigue igual
que hace mil años,
lo menos, o lo más.

Nubecitas, pajaritos,
pollas tiesas y tetas frías
para elegir y triar
las otras y los unos
cada cual su propio mal.

Con esta maroma de barco,
más fino no se puede hilar,
haced como yo:
Taparos los oídos
cuando otros suban a recitar
y aplaudirles cuando bajen
Si queréis un trato igual.

Y haced reír siempre,
aunque os hagan llorar.
Es el consejo de esta noche
de esta Madalena primaveral.

Poetas, nada más.

Los palmeros tienen "mono"
y las palmas quieren tocar, 
es el soma, la ambrosía, 
el opio de los pueblerinos
que bajan a la ciudad,
que ascendieron a ciudadanos
con palmaditas de amistad.
Tócale las palmas al bufón,
que mueva las campanillas 
los cascabeles y guirnaldas
Aplaudir, que ya se acaba
la tortura del ver y escuchar,
las gilipolleces y tonteras
cuando se acaba el pan
y el circo es solo circo,
circo, y nada más.

2 comentarios:

  1. Al circo romano acabarás,
    pero al de los leones
    como te rías en público
    de los pobres poetas
    y de sus canciones.

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  2. Y es preferible......
    reír que llorar.....
    Los palmeros, requieren de circo que les entretenga, pero los poetas no pueden ser palmeros del circo propio ni ajeno. Ser poeta es incalificable, no hay rótulo que lo limite, ni forma de dejar de serlo, a no ser que te pases al bando de los palmeros.
    Ser espuela o aguijón es también inevitable.

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