sábado, 3 de enero de 2015

La princesa y el sapo.

Una vez una princesa beso un sapo. El sapo se dejaba besar, pero el sapo sabía que no había ningún príncipe en su interior. Aún así, el sapo animaba a la princesa en las prolongaciones de los besos.
Un día, mucho tiempo después, la princesa, con sensación de fracaso, le dijo al sapo que se rendía, que abandonaba, que lo dejaba por nadie, que lo dejaba por nada, pero que se iba, harta de dar besos esperando florecillas en el estómago o cosquilleos en la columela.
El sapo, que al final, también se estaba creyendo que era un príncipe, se puso triste y dejó de comer un rato, luego ya le dio hambre y se le pasó la angustia.
Acostumbrado como estaba el sapo a los besos principescos, la angustia le volvía antes de se aliviara el estómago, pero claro, no habían más princesas, a menos que cambiara de reino. Así que el sapo, se hizo un atillo, se lo puso al hombro y se fue por esos mundos de Dios, contando en todas partes que él no era un sapo normal, que él era un príncipe encantado. Y encontró muchas ranas con ganas de besar, pero princesa, nunca más.
Moraleja.- Barrio residencial de la capital de España.

Viendo que en  España, además de en la capital, también tiene moralejas en otras provincias, como Segovia, Zamora o Cáceres, llegó a pensar el sapo, que también existían otros reinos dentro de la misma España, con estirpes perdidas de linajes de reyes por los cuatro costados. Y de la misma manera que hoy hay reinos sin princesas en Navarra, Valencia, Leon, Granada, (y cualquier rincón, hasta Cartagena fue Cantón sin llegar a tener reyes) También hubo reyes sin reinos reconocidos, que para los vencedores fueron rebeldes usurpadores y para los vencidos fueron el último rey legítimo.
Esto viene a cuento del sapo, que se creía príncipe pero no se acordaba de ser hijo de rey, ni de haber conquistado reinos. Solo enamoraba ranas que no habían salido de su charca, que lo veían interesante, porque era un sapo viajero, que había pateado muchas acequias, marjales de ríos, algún huerto de montaña y hasta incluso había cruzado algún secano de olivos centenarios y almendros deshojados.
Hay pues, con seguridad, y sin llegar a bastardías, líneas directas de reyes y princesas en cualquier barrio de pueblo o ciudad. Y no me resisto a decirlo, deben bastar días para llegar a cualquier lugar con princesa crédula, o Campanilla de varita mágica.volando con sus polvos mágicos.


https://www.youtube.com/watch?v=gxyc6mnoH-4

2 comentarios: