domingo, 26 de abril de 2020

Quevedo

Reconozco que la compra venta con seguro millonario de las Torres Gemelas en el 11S fue un detalle de poco tacto, se podía haber disimulado mucho mejor. Aprendida la situación aquella, mis compis, los Rokefeller, vendieron todo su activo petrolero hace casi 5 años. Suficiente tiempo para que la memoria de pez a la que os hemos inducido no recuerde nada.
La bandera falsa actual es la mayor de todas, es, en dos palabras, im- presionante. Aún así, vamos con pies de plomo, porque no se puede improvisar, pero no se puede prever todo. El tema de las peluquerías es un ejemplo, no sabíamos decir ni que sí ni que no eran imprescindibles, pero no podían estar atendiendo al publico, con las restricciones impuestas. A partir de ahora, los que no son necesarios, no volverán, pero el tema de las peluquerías seguía candente hasta que se nos ocurrió lo del virus del pelo.
El próximo virus se transmitirá por el cabello humano, no hace falta depilarse sobacos ni ingles, será por el cabello de la cabellera, y así no tenemos que eliminar a perros y gatos, que hubiese sido una campaña harto complicada.
La imagen futurista de todos calvos la vamos impartiendo desde hace mucho, siempre quedarán pelucas de lana y gorros y sombreros, porque el sol que viene, quemara las cocorotas.




Cabellera que no quiere encalvarse.
en el calvario de la calavera,
pues todos acabamos calvos
dentro de la caja de madera.

Coquetas con muy poco coco
serán adalides de la Resistencia
encerradas en sus residencias
para no rasurar el pellejo alto.

Quevedo se inventó la calvatrueno
para augurar estos tiempos
donde las canas cercenaremos
antes de que pinten .



2 comentarios:

  1. siempre va a ser un placer leer a quevedo pero dudo mucho que sus poemas sean tan futuristas y sean parte de teorías conspirativas.

    para el caso mejor sirve nostradamus. descifrarlo es como resolver un rompecabezas de un millón de piezas totalmente blancas.

    saludos

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    1. Quevedo era humorista, que mas quisiera yo! que me quedo en futurista de desatres,
      algo así como el adivino de males, que decía Agamenón.
      Y de Nostradamus prefiero no hablar, después del 2000, cualquier cosa es posible leyéndolo, porque da pie a lo que cada cual considere.

      saludos

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