No hay constancia de que en la antigüedad
ningún niño soñara ser una estrella.
Puede que alguien quisiese ser princesa,
y trazase planes con mente despierta,
puede que alguien luchase para ser rey
con más espada que cabeza.
Se sueña cuando se duerme
y hay sueños de quien despierta,
de quien se duerme en el sueño,
y de quien nunca despierta.
Hoy a la fama la llaman estrella,
confunden lo que se apaga
con lo que siempre brilla.
Son tiempos oscuros
donde estrellas fugaces sueñan ser eternas.
Hollywood es la vara del amo,
la que adormece y encandila,
la que a la luz del candil la llama estrella.
La llama de la estrella
alumbra poco y calienta menos.
pero es bonita allá a lo lejos,
en el columpio de amores infantiles
antes de la llegada del sexo.
La luna transparente
no soporta palabras vacías disfrazadas de ciencia.
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