Suicida, no practicante.

En mi confesa declaración de ateo no practicante, han habido fisuras externas que en la practica aminoran la primera o la segunda acepción. practicando una especie de "ni sí ni no, sino todo lo contrario".
los suicidas son seres/as humanos/as de práctica real.
Su encabronamiento llega al punto de poder vengarse después de muerto de todos aquellos que más relación tuvieron con él. padres, hijos, hermanos/as, primos amigos, vecinos, conocidos y una larga lista de acusados, sentenciados y hallados culpables de aquellos males por los que el susodicho, se quitó la vida.
Les deja en herencia un cadáver insepulto, una vergüenza familiar y local, tanto más dolorosa cuanto más próximo el parentesco.
El suicida muere con su dedo acusador apuntando a todos los que tiene cerca, a todos aquellos que sin ser Teresa de Calcuta no consiguieron hacerle ver el hecho de vivir y superar problemas; de vivir sin superarlos, en medio de una eterna tormenta, con olas rompiendo mástiles y vientos rasgando velas, con sal y picaduras por todas partes.
Entre las películas "que bello es vivir" y "la vida es bella" pasaron muchos años de bonanza, sin embargo, suicidas hubo siempre, inquisidores, nazis ciegos egoístas, protagonistas de la lástima, el camino de rendición sin condiciones a los obstáculos para los que no se buscan soluciones.
Vayan pues estas letras escupitajos para los que piensen en rendirse públicamente:
Sr/a suicidas, háganos un favor, no se cuelguen o disparen, arrojense al vacío, pero a un vacío donde sus cuerpos nunca se encuentren, en simas sin fondo, terrestres o marinas, en montes agrestes, donde los lobos rebañen los huesos, en cráteres de volcanes activos, en fín, en cualquier lugar donde sus cuerpos desaparezcan y quede en nuestra memoria el recuerdo de seres amargados que nunca nos culparon de sus propias desgracias.