29 M iedos

Se huele el miedo.

No huele a despertar, huele a miedo, miedo a los policeros, miedo a los piqueteros, miedo. Miedo al amo, miedo a todo, miedo, miedo.

Miedo a volar, a cantar,  miedo a la guerra,  a la vergüenza, miedo al silencio, miedo a gritar, miedo, miedo.

Anuncian los devotos de San Pancartero, que mañana hay procesión, que es festivo y no se trabaja, que pasarán las amas de la liga por el buen hacer, con sus negros trajes largos, y a quien ose contrariar los designios del cura tendrá ración de bastonazos con el paraguas.

Que todo el mundo asista  ha dicho el gran pontífice, en cada provincia las procesiones serán presididas por los obispos correspondientes, y en la capital por el Papa. Se ruega que se ondeen banderolas, con los colores pertinentes.

Le pediremos todos juntos a Dios para que llueva, al dios del dinero, para que recorten los recortes, que se viene la crisis de las mariscadas y los tarjeteros.

Si el apagón es general, los cabecillas, generales serán, más si el apagón es suave, igual que a comuneros, los Padilla perecerán.

Que han vuelto los séptimos Fernandos, con hachas verdugeras, aquí paz, y después nunca más gloria. Para qué el dos de mayo? Para que volviera el bobón!

Unos tejen y otros cardan, unos tañen y otros cavan, y siempre los mismos debajo, en la posición tradicional. De misiones, misioneros.

Comisiones de los obreros, y el general, con sus medallas.

Las eclesias, con procesiones “Oh santum, o mores” que decía el romano. Bueno, decía “tempus”, como que las costumbres van con los tiempos, las costumbres son los ropajes con que se viste al santo en la peana, ligerito en la mañana y abrigado en invierno.

Al final lo que no cambia, son las ganas de sexo, circo, y pesebre.

Se creen que somos cerdos!

Al menos avisan de que se acerca San Martín.