latin ajos

Desde el siglo II a. C., con Plauto y Terencio, hasta el año 200 d. C. con Apuleyo, entre otros,  tenemos una forma de latín que no tiene ninguna variación sustancial.

En otras palabras, el latín del siglo II a.C. estaba tan muerto que no evolucionó nada en 400 años. Después, los distintos centuriones que pasaban largos años aislados en tierras remotas, dieron nuevos giros, o distintos a un latín que solo se escribía para realizar las crónicas oficiales, es decir, escribir la historia a su propio acomodo.
La gente, el pueblo conquistado tenía sus propios lenguajes, que fue la base sobre la que la lengua escrita fue influyendo, de la misma manera que luego influiría el árabe en términos tan populares como acequia, que no viene del latín, aunque los árabes, ya se encontraron las acequias hechas, a pleno rendimiento unas, y otras en franca decadencia.
Y quizá los romanos ya se encontraron acueductos hechos, como el de Segovia, pues es totalmente inexplicable, que una obra tan grandiosa, no tenga ni una referencia de su construcción, cuando estos romanos eran tan inclinados a escribir en latín todo cuanto hacían, describiendo métodos y tiempos de elaboración.
Del latín vulgar ya nos habla Cicerón en el siglo I a. C. Nadie usaba términos como por ejemplo equus o ignis para hablar de caballos o fuego, dos elementos muy importantes de la antigüedad en la vida cotidiana. No se usaban en el lenguaje oral, que es el que está vivo y como vivo, evoluciona.
Los pasos y límites evolutivos del latín a las lenguas actuales por la ciencia oficial, son difusos e imprecisos, tienen que mantener una especie de conspiración en donde, parece ser que antes de la expansión del imperio romano, desde los habitantes de la península ibérica, hasta los habitantes de la costa del mar negro, se entendían por señas y carecían de escritura.
¿?¿?¿?
¿?
La realidad es una ilusión.