miércoles, 13 de marzo de 2013

re-b7s

Hay un beso mañanero
que te envío navegante
por los aires y los cielos,
con la aurora colorida
y los mejores deseos.
Tiene San Jorge un dragón
en estatua de sal convertido
estudiando simbolismos
ante el nombre de Lot.
Aunque todo siga igual
ya nada es lo mismo,
cuando se cruza el Rubicón,
ya no hay mente ni corazón,
ni manos ni líneas de destino:
amanece lo espiritual.
Me faltan cuatro versos
para dedicarte los veinte,
y si me asomo y no llego,
aunque nada es bastante,
esto, también es un beso.


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