El sistema se encarga de publicitar las altas corrupciones
para poner al alcance de la mano las otras pequeñas,
cotidianos siseos de género o especie,
que te manchen las manos,
que viendo claro el expolio te incapaciten en esencia,
que no en volumen, para romper el tácito pacto:
“todos robamos, y más cuanto más alto”.
Ni quedan los que dan ni faltan los que quitan,
el sistema nos necesita corruptos por dentro
impolutos por fuera, muertos, muertos, muertos.
Sepulcros engusanados y hediondos
y pulcros, blanqueados, tuneados, tontos.
El sistema extirpa lo saludable
la extinción es inevitable.
No quedará ni el recuerdo
de esta nueva Atlántida de fuego.
Se precisa una cura excepcional
extirpación o transmutación,
cayendo sin solución
hasta el mismísimo final.
la idea era buena, pero al final la cagas
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