Lo que te ofende tiene poder sobre ti.
Soy sombra, nada me ofende.
Lo que me enfada acciona
la dualidad de la re-acción.
Ser sombra, sorda a las sirenas,
ciega a las Medusas.
El encantador de serpientes.
O varios o los mismos cojones.
Cuando alguien tiene los cojones grandes, muy, muy grandes,
le pasa como al caballo de Espartero, que a tres metros de proximidad ya te
pega una coz.
Cuando hay quien los tiene pequeños, hay mucha más
permisividad en el paso colindante de transeúntes, aunque, como ya cantaba manolo
Escobar “el que me los busca me los encuentra”.
Las féminas con
testosterona viven en similares términos de amplitud en esa línea de órganos
reproductores.
Luego están los pusilánimes y cobardes que no tienen lo que
hay que tener.
No ser nada no es ser sombra.. De la nada, nada viene, pero
de la sombra nunca sabes que puede venir, ni cuando.
La misma sombra es imprevisible, espontánea, y sin rencor,
pero sobrevivir para vivir es un puntual que no hay que negar.
Sobrevivir para sobrevivir es un absurdo de quienes ya
murieron.
La vida es
sombra y luz.
La sombra es luz tamizada por la ilusión.
Quien opine que la luz pura es Vida, ignora que sin soporte,
todo cae hasta encontrarlo, aunque cruce el infierno de fuegos y destellos.
No hay más Dios que Dios.
otoño |
"¡Me cago en tu sombra!" Dicen en mi pueblo. Y te mueves, y no pasa nada. La mierda se queda allí, y tú te vas tan fresco y contento por no haber dado a nadie permiso para ofenderte.
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