Para los egipcios, la Tierra era masculino, Geb, y lo representaban con sus atributos masculinos bien patentes, aunque la postura forzada de Geb, con el brazo y la rodilla en ángulo, hicieran imposible la visión de pene y testículos, los representaban igual, como si fuera algo importante que no dejara lugar a dudas.
Para los egipcios, nuestra madre es el cielo, el cielo es femenino, porque en el cielo es donde se nace, el cielo es nuestro origen, y estamos de transito por la Tierra.
Puede parecer irrelevante, pero esa visión del mundo masculino- femenino totalmente contraria a nuestros conceptos actuales conforma una visión totalmente distinta para encarar la vida, y nuestro transito por esta efímera existencia.
Shu, el aire y la luz es lo que separa la Tierra de el cielo, o hablando con propiedad, "El Tierra de La cielo". Shu es la verdadera luz, no la emitida por los astros. Shu está en el aire que respiramos, pero antes que Shu, existieron Nut y Geb.
Shu en jeroglífico |
La inclinación del codo y la rodilla de Geb conforma la escuadra y el compás, las herramientas masónicas para medir a la "G", a Geb.
Los geómetras somos todos,
La frase de Platón vuelve con fuerza:
"Nadie entre aquí que no sea geómetra."
Compartimos este espacio con los dioses, pero a ellos no los limita Nut, ellos pueden ir más allá. Los dioses tienen sus barcas con las que navegan por las aguas de afuera.
El proyecto Gurugú funcionará o no, demostrara o no, una cosa u otra. Pero nos vamos a divertir.
Como dice Furly
"Pásalo bien"
Qué interesante todo lo que expones en esta entrada sobre los egipcios, ni idea tenia que para ellos la tierra fuera masculino y todo lo demás que cuentas.
ResponderEliminarSabes que siempre es un placer visitarte?
Un besazo.
Un placer es doble cuando es compartido.
ResponderEliminarbesos